Todos queremos las mismas cosas para nuestros hijos. Queremos que crezcan para amar y ser amados, que sigan sus sueños, que encuentren el éxito. Sobre todo, queremos que sean felices. Pero, ¿cuánto control tenemos sobre la felicidad de nuestros hijos?
¿Qué puede hacer para crear un hogar donde la felicidad de su hijo florezca? Siga leyendo para conocer siete estrategias que fortalecerán la capacidad de su hijo para experimentar la alegría.
Conexiones de crianza
La manera más segura de promover el bienestar emocional de por vida de su hijo es ayudarlo a sentirse conectado con usted, con otros miembros de la familia, amigos, vecinos, proveedores de cuidado infantil e incluso con las mascotas.
No trate de hacer feliz a corto plazo a su hijo
Suena contraintuitivo, pero lo mejor que puede hacer por la felicidad a largo plazo de su hijo puede ser dejar de tratar de mantenerlo feliz a corto plazo. Si ponemos a nuestros hijos en una burbuja y les concedemos todos sus deseos y deseos, eso es lo que ellos esperan, pero el mundo real no funciona de esa manera
Para evitar los mimos excesivos, reconozca que usted no es responsable de la felicidad de su hijo. Los padres que se sienten responsables de las emociones de sus hijos tienen grandes dificultades para permitirles experimentar enojo, tristeza o frustración. Al mismo tiempo recurrir a regalos o detalles para niños para que su hijo se sienta feliz es emmascarar algún problema externo.
Una vez que usted acepte que no puede hacer que su hijo sienta felicidad (o cualquier otra emoción), usted estará menos inclinado a tratar de “arreglar” sus sentimientos, y más propenso a dar un paso atrás y permitirle desarrollar las habilidades para sobrellevar la situación y la capacidad de recuperación que necesitará para recuperarse de los inevitables reveses de la vida.
Cultive su felicidad
Aunque no podemos controlar la felicidad de nuestros hijos, somos responsables de la nuestra. Y como los niños absorben todo de nosotros, nuestros estados de ánimo importan. Es probable que los padres felices tengan hijos felices, mientras que los hijos de padres deprimidos sufren el doble de la tasa promedio de depresión.
Elogie lo correcto
No es de sorprenderse que los estudios relacionen consistentemente la autoestima con la felicidad. Nuestros hijos no pueden tener uno sin el otro. Es algo que sabemos intuitivamente y que convierte a muchos de nosotros en animadoras demasiado entusiastas.
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