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Cómo llegar a fin de mes con el sueldo

Se avecinan tiempos difíciles para muchos, en parte por la notable reducción del poder adquisitivo que cada año se sufre, debido parcialmente al paulatino incremento de la inflación, y en parte por las agoreras previsiones que estiman un período de recesión económica, que junto a la inflación actual podría dar lugar a una incómoda estanflación.

Son tiempos, por tanto, en que prima el ahorro frente al consumo desmedido que ha caracterizado los últimos años, ya sea por tratarse de una necesidad urgente para llegar a fin de mes o como actitud previsora ante situaciones económicas desfavorables en el futuro.

Estirar el sueldo y llegar a fin de mes

A continuación voy a proponer cuatro reglas muy elementales que fomentan el ahorro a corto y largo plazo, reglas que, en general, requieren un mínimo esfuerzo y evitan muchos disgustos a finales de mes:

  • La Regla de los Siete Días (Autocontrol): Una de las mejores formas de fomentar el ahorro personal es, sin duda alguna, a través de un estricto autocontrol. Si bien no siempre es sencillo, existen multitud de técnicas para conseguir resultados notables sin llegar a extremismos censores. Una de ellas es la Regla de los Siete Días, una regla con la que se consigue potenciar notablemente el ahorro reduciendo gastos a corto plazo en objetos prescindibles a medio y largo plazo.
  • Esta regla consiste, básicamente, en posponer todo impulso consumista un número determinado de días, donde el número de días de espera dependerá directamente del impacto que el gasto en cuestión tenga en nuestra cuenta de ahorros. Así, por ejemplo, bastará con esperar siete días cuando se trate del iPod Touch, mientras que para el nuevo MacBook Air será necesario esperar un par de meses (o años). En general, si se deja pasar tiempo suficiente, todo aquello que sea prescindible a medio y largo plazo, dejará de convertirse en una necesidad urgente a corto plazo.
  • La Regla del Registro Diario (Concienciación): Es importantísimo ser consciente en todo momento de cómo y cuánto se gasta, a fin de poder establecer las restricciones necesarias a determinadas partidas de gastos. La única manera posible de llevar a cabo esto es a través de un seguimiento exhaustivo de nuestros hábitos consumistas, lo que implica desde el café que se toma en la cafetería todas las mañanas, hasta los complementos para el ordenador que se compraron el fin de semana.
  • Si el seguimiento es exhaustivo y se tiene controlado hasta el último céntimo, entonces las revisiones semanales, mensuales y anuales, sobre los gastos que se han tenido, aportarán una información adicional de la que no somos conscientes en el día a día, una información sobre nuestros hábitos consumistas que permitirá poner determinadas cotas a los mismos. El tiempo que se ha de dedicar a esta tarea es mínimo e irrelevante al compararlo con los beneficios que aporta a medio y largo plazo.
  • La Regla del Pago en Efectivo (Previsión): Otro factor interesante a tener en cuenta es la planificación o previsión de gastos. Si bien es cierto que, debido a imprevistos, estos se pueden disparar en cualquier momento, también es cierto que muchos costes diarios o periódicos pueden ser controlados hasta el último céntimo. Una manera de ejercer este control es estableciendo previsiones a corto plazo (por ejemplo, semanales) sobre los gastos admisibles que se pueden tener en el período considerado y, lo más importante, realizando todos los pagos con dinero en efectivo.
  • De esta manera, obviando tarjetas de crédito o débito, nuestros gastos se ajustarán al dinero que dispongamos en un momento determinado y estos gastos, a su vez, se ajustarán a nuestras previsiones. Fijar como restricción el realizar cualquier pago en efectivo, supone establecer una restricción esencialmente física a nuestros hábitos consumistas.
  • La Regla del 10% (Liquidez): Es conveniente reservar sistemáticamente un pequeño porcentaje de nuestros ingresos mensuales a salvo de cualquier gasto e inversión de alto riesgo, depositando dicho porcentaje en una cuenta independiente que sólo se empleará en casos de extrema necesidad. De esta manera, con el paso del tiempo, se dispondrá siempre de efectivo suficiente para solventar cualquier posible imprevisto o descubierto de nuestras cuentas. Lógicamente, el porcentaje que se reserve puede ser tanto un 10% como un 5%, si bien es recomendable que esta cifra sea la mayor posible que uno se puede permitir sin llegar a sufrir necesidad alguna a final de mes.

En definitiva, aunque existen muchas formas de poner cotas a una actitud consumista desmedida, las cuatro reglas expuestas en el post, si bien muy personales, permiten explotar cuatro factores fundamentales (autocontrol, concienciación, previsión y liquidez) para controlar las mencionadas prácticas consumistas y fomentar el ahorro.

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